En los años 70, un grupo promotor de Taiwan comenzó la construcción de un complejo vacacional en la isla china, entre las localidades de Damshui y Baishawan, conocido como San Zhi. Durante su construcción un tifón arrasó la zona, provocando graves pérdidas. Los promotores no pudieron hacer frente a este imprevisto y se declararon en bancarrota, abandonando el complejo, que nunca se llegó a poner en funcionamiento.
Desde entonces, esta especie de pueblo abandonado alimenta las leyendas y de paso se ha convertido en una atracción turística que atrae a cientos de curiosos.
El complejo estaba compuesto de pequeñas construcciones de extravagante diseño y vivos colores (hoy en dia algo menos vivos), hechas de hormigón y fibra de vidrio. Las viviendas son modulares y se articulan en torno a unos núcleos de hormigón.
Los amantes del misterio suelen encontrar en este tipo de lugares una verdadera mina de historias y leyendas que contar. La más extendida acerca de este sitio está basada en un hecho objetivo, como es la alta siniestralidad que tuvo la construcción de estos pequeños edificios. Esto ha consagrado el lugar como una especie de mausoleo en recuerdo de los trabajadores que perdieron la vida allí. En base a una serie de creencias bastante extendidas en Asia, sería un gran agravio para el recuerdo de dichos trabajadores rehabilitar este espacio para su uso; y aunque algún promotor se atreviese a hacerlo, probablemente no contaría con muchos clientes, al menos nacionales, que rehuirían pasar sus vacaciones en este lugar, según ellos habitado por las almas de los que dejaron su vida para construirlo.
Datos recopilados en Google.